14 años después, el momento de la condena a Figueroa y el desconsuelo de la madre de Gramaglia
El 28 de noviembre de 2008 el Tribunal lo encontró responsable del delito de homicidio calificado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas y le impuso una pena prisión perpetua. En medio del llanto, la familia del kinesiólogo dijo que “se hizo justicia”. Hoy, no hay detenidos por el hecho.
Era 22 de septiembre de 2004 cuando Walter Darío Gramaglia de 29 años fue visto por última vez. Debía viajar a Córdoba, su provincia natal, y cuando no lo hizo sus padres advirtieron la ausencia y viajaron hasta San Luis para hacer la denuncia.
Su cuerpo apareció el 10 de octubre en el dique La Florida. Según las pericias, murió el mismo día del secuestro por asfixia. Tenía la cabeza envuelta con cinta de embalar transparente. Esto le habría producido un deceso lento, agravado por las ataduras que tenía con alambre en distintas partes.
Estaba envuelto con una sábana, un nylon negro y una lona naranja. Fue sujetado a una viga de mampostería de unos 40 o 50 kilos.
Por el hecho ya estaban detenidos Alberto Carlos Figueroa y Daniel Martínez Fernández.
Si bien ya pasaron más de 18 años, el hecho conmocionó a San Luis y reflotó el domingo pasado cuando el único detenido por el asesinato, Gramaglia, se fugó del Servicio Penitenciario.
Los dos imputados fueron condenados a la pena de prisión perpetua el 28 de noviembre de 2008. Fueron encontrados culpables de homicidio calificado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas.
El Tribunal encargado de juzgarlos estuvo integrado por José Luis Flores, Silvia Inés Aizpeolea y Hugo Saá Petrino.
Ese viernes, la sala de juicios estaba repleta. La familia de Gramaglia se encontraba en la primera fila, mientras que conocidos y vecinos se acercaron a acompañarlos a conocer la sentencia.
Una vez que la secretaria leyó la decisión de los jueces. La sala se cubrió de gritos, insultos y lágrimas. Las palabras más desgarradoras salieron de la madre del kinesiólogo, Adelma Luisa Carribelli, quien junto al padre, Walter Juan Gramaglia, se quebró en un abrazo.
Una filmación de ese momento, permitió revivir el desconsuelo de la mujer que en medio del llanto se dirigía a Figueroa diciendo: “Nos arruinaste la vida. ¿Por qué mataste a Darío? Darío descansa en paz, se hizo justicia”.
Hoy no hay detenidos por el asesinato del kinesiólogo. En 2019, Martínez Fernández fue deportado a su país de origen, Uruguay, donde no debía cumplir ninguna pena. Solamente regía sobre él la prohibición de ingresar a Argentina.